Un día de estos me escribió alguien para decirme que contrató a una fotógrafa profesional y que, tras haber hecho el depósito para la sesión, vio que una fotografía de las que le mostraron parecía como sacada de Google o que era mía. La primera fotografía en efecto era mía.
La historia que cuenta mi clienta
Dice quien se convertiría en mi clienta que ella le dijo a la persona que le gustaba más la primera fotografía por la calidad de luz que tenía y que quería hacer la sesión privada de fotografías en ese mismo lugar. Yo recuerdo que esa sesión que le mostraron fue una que hice en una propiedad privada por el Tirol. Sin embargo, a ella le dijeron que realizaban las sesiones familiares en La Sabana.
Para no cansarles con el cuento, la señora se puso a buscar y se dio cuenta que las fotografías que le pasaron no eran de esa persona que ofrecía los servicios; sino que ella veía el trabajo de otros fotógrafos en el material.
Profesionalidad y ética de un fotógrafo
Claramente, todo fotógrafo debería usar únicamente su propio material. Tienen que dejar de engañar a los clientes, porque con esas prácticas encima caen en prometer resultados que no pueden cumplir, dar expectativas de productos que sencillamente no son su estilo.
Derechos de autor y medidas legales
Más allá de una cuestión moral, la realidad es que la ley protege los derechos de autor. Si se logra demostrar el mal uso que se ha dado, se puede hacer una demanda legal.
Hay que tener cuidado al usar material que no es propiamente de uno.
Lo barato sale caro en la fotografía profesional
Esta experiencia de esta señora me recuerda al dicho este de “lo barato sale caro”. De hecho yo ya había escrito al respecto en esta entrada del blog que había escrito antes.
Usemos este caso de ejemplo para no ir muy lejos. La clienta cuenta que por 30 mil colones le ofrecían 30 fotos digitales y 5 impresas. Dicho de forma muy sencilla, un fotógrafo profesional que se respete no va a cobrar ese monto por una sesión. Al menos no si la sesión no es mini e increíblemente restringida.
Mi sincera opinión es que ustedes pueden llegar a vivir malas experiencias por pagar algo muy barato. ¡Mejor ahórrense la molestia!
Inclusive para mí fue realmente decepcionante la respuesta que recibí tras llamar al lugar a reclamar el uso de mi material. Era como si no hubiese conciencia real de lo serio de la manipulación que están haciendo.
Crear relaciones de confianza para sus fotografías
Al final, las personas que me informaron del mal uso que se dio a mi material terminaron contratándome a mí aunque mis clientes tuvieron que perder el depósito previo con la fotógrafa que les había tratado de vender otro servicio. Y, aunque yo me salía del presupuesto de la clienta, decidí hacerles precio, porque, aparte de la historia que cuentan, realmente se nota que valoran el trabajo que estoy haciendo.
La impresión de mi nueva clienta
Tan bien nos fue, al final, que por aquí les comparto un poquito de lo que pudo elaborar mi clienta en relación con mi trabajo:
“Mi experiencia con Karla fue excelente, aunque llegué a ella inesperadamente al darme cuenta de que un grupo de “fotógrafos” (que manejan una cuenta en Facebook llamada Foto Express) me engañaron con una foto que Karla tomó y ellos me hicieron saber que había sido de una sesión familiar que ellos habían hecho. Definitivamente no hay mal que por bien no venga, quedé encantada con las fotos que nos tomó Karla, fueron justo como las quería! Para una próxima oportunidad no dudaría en contactarla, ya que es muy profesional, amable y hace de la sesión un momento ameno.”
Consejos para futuras sesiones fotográficas
Si puedo darles consejos para sus futuras sesiones fotográficas (aunque no sean conmigo), sería que se fijen bien que los clientes cuyas fotografías ustedes ven como parte del portafolio del fotógrafo realmente sean de esa persona. ¡Que no les vendan gato por liebre!
Esto es muy importante, porque todo va de la mano. Los fotógrafos que no son profesionales tienden a usar equipo de mala calidad. Al final le mienten al cliente y eso es lo peor. Está mal vender un trabajo ajeno como si fuera el propio y darles falsas expectativas a los clientes de algo que no van a poder lograr y el fotógrafo sencillamente no les va a poder entregar lo que los clientes vieron, porque no es el trabajo de él.
¡Les deseo lo mejor!