Una parte que no se conoce mucho sobre la amplitud de mi trabajo son los talleres que he organizado en el ámbito de la fotografía en Costa Rica. Voy a ampliar un poco sobre eso en esta entrada. He organizado dos talleres a la fecha, uno con un fotógrafo griego, Nik Pekridis, y otro con el fotógrafo polaco Greg Moment.
La historia detrás de cómo se cumplieron esos dos talleres es bastante curiosa. Resulta que en el 2015 fui a un simposio en Venecia organizado por Yervant, un fotógrafo australiano famoso que incursionó en la fotografía, porque fue de los primeros en usar digitalización en fotografía de bodas. Yervant tiene 30 años de ser fotógrafo de bodas. Mantiene un estilo fresco y sigue siendo de los más premiados.
Para muchas generaciones de fotógrafos de bodas, él es un gurú. Ha sido el mentor de grandes fotógrafos de bodas en el mundo a través de la historia y los años. Este simposio al que fui, lo organizó él con su esposa Anie. Reunieron 12 fotógrafos masters en diferentes disciplinas y de diferentes estilos para completar 1 semana de entrenamiento en Venecia. Hubo alrededor de 100 fotógrafos reunidos en total.
Se cubría fotografía de recién nacidos, familias, fotografía documental y diferentes áreas en general. Se reunieron, así, de los fotógrafos más reconocidos en el mundo, entre los cuales Nik Pekridis era uno. A su lado hubo fotógrafos como Jerry Ghionis, Rocco Ancora, Kelly Brown, Jeff ascough, David bastianoni, David brenot, Michael Celentano, Salvatore Dimino, Keda Z y, por supuesto, Yervant y Anie mismos.
Nos vemos en Costa Rica
Como parte de la historia, necesito contarles que yo siempre llevo bolsitas de chocolates Britt a eventos como éstos. A los chocolates les pongo un mensaje que dice “See you in Costa Rica” (Nos vemos en Costa Rica) junto con mi información de contacto. Lo que hago es comprar chocolates de guayaba, cas, maracuyá, café y ponerlos en unas bolsitas con una cinta fucsia que le entregó a estudiantes, los instructores o personas con las cuales me quedo en AirBnbs, por ejemplo.
Con el tiempo, esto se ha vuelto un cierto tipo de ícono mío por el cual la gente me va conociendo. Así, la gente conoce mi nombre al punto en que me ven y me saludan. Ha resultado como ventaja que, gracias a los chocolates, no soy una más en el montón de los 15 mil fotógrafos que van a la WPPI, por ejemplo. Tengo como 5 años de hacerlo.
En fin, cuando le di los chocolates a Nik, él me dijo “¡Costa Rica! Podríamos hacer un taller en Costa Rica” y yo le dije “Usted dígame y yo lo organizo.” A mí lo que me parece importante es que el nivel de nuestro país suba; el nivel de los fotógrafos, quiero decir.
Opino que no hay un verdadero nivel o conciencia de preocuparse por hacer talleres aquí. Así que esa era la intención, prácticamente. De nada me sirve ir a hacer talleres afuera si al final los fotógrafos o el público costarricense no tiene la misma idea, porque no han recibido la misma educación al respecto. Si el resto de fotógrafos empieza a educarse, sin embargo, ellos empiezan a educar al público final, también.
Por otro lado, Greg Moment participó como estudiante en ese mismo simposio en el que yo estaba. Fue curioso, porque yo a Greg lo vi en el simposio, pero como un estudiante más. Luego, ya en el aeropuerto, nos topamos con otro estudiante austriaco. Como todos veníamos del mismo simposio, nos quedamos en el aeropuerto e inclusive nos tomamos una sangría los tres y luego Greg y yo abordamos el mismo vuelo a Alemania.
En esa conversación en el aeropuerto, Greg me comentó que era embajador Nikkon. Mi primera impresión fue saber que yo no le llegaba ni a los talones. Entonces lo empecé a seguir por redes sociales hasta que me di cuenta que hacía muchos talleres por el mundo. Por ahí fue que terminamos haciendo un taller con Greg en Costa Rica.
Entonces, para ampliar en detalles, los dos talleres de fotografía en Costa Rica que he organizado se han hecho en la Universidad Veritas. Veritas nos ha facilitado el espacio, el aula y también hemos tratado de mantener los costos a un punto en que los talleres no se han hecho para ganar dinero, sino para solventar el costo de pagarle a los instructores. Las sesiones fotográficas como tal se han hecho en el centro de San José.
Por otro lado, hemos buscado el patrocinio de los vestidos. Para el último taller, contamos con vestidos de Elki Suárez y para el taller anterior a ése fue De novia a novia quien nos colaboró. Por otro lado, Saúl Méndez puso el traje de novio para nuestra sesión más reciente. Aparte del taller para todos los estudiantes, gestamos un par de talleres individuales, de uno a uno, con un fotógrafo de Panamá y otro de Nicaragua.
Esos lo hicimos en Saúl Bistro Escazú. Después de eso, hicimos un cuarto día con Alina Placzek con un taller de recién nacidos para fotógrafos principiantes en un estudio que se llama ViuMaster.
La Recompenza Viene con el Esfuerzo
Me gusta un montón hacer talleres, la verdad, a pesar del cansancio y que una termina que no quisiera hacer un taller más en la vida. Es una semana muy intensa. Desde que una recoge a instructor en el aeropuerto hay que desconectarse del trabajo propio. Inclusive se trata de pasar a recoger a los facilitadores a las 7:00 de la mañana en su hotel y trabajar con ellos todo el día, inclusive hasta las 10:00 p.m. que se les regresa a su hospedaje. Y así funciona el trajín durante toda la semana, encima de que hay que buscar ratos o maneras de llevarlos a pasear para que conozcan Costa Rica, por ejemplo.
Puede tornarse en una experiencia sumamente agotadora, pero es gratificante ver que los estudiantes queden contentos y que también uno está haciendo algo por el gremio. Se da un sentido de comunidad. Todo el mundo sale “pompeado” de esas cosas, por decirlo en manera bien criolla. Se sale muy energizado, con ganas de superarse y hacer las cosas mejor. De esa manera, se genera ese sentido de comunidad y positivismo, en donde todo es posible y se adquiere la noción de que juntos podemos salir adelante.
Es como esa sensación. No he visto alianzas, pero una crea nuevas amistades y vínculos de decir “cómo estás haciendo vos esto?” o “Me salió un cliente así y asá, ¿vos cómo lo manejarías?” No se trata de competencia o de tener miedo de que le roben clientes, porque todo el mundo al final está en los mismo. Si uno crece, todos crecemos.
Me queda conversarles sobre mi experiencia en la fábrica de álbumes de Graphistudio y la parte de impresión, lo cual podré ampliar en una entrada de blog posterior.
Nos vemos y, como siempre, escríbanme con cualquier duda o comentarios. Será un placer seguirnos hablando.